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"Jamás subestimen el poder que tienen sus voces" - Zuly Fiestas


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Zuly (17) estudia economía en la Universidad Nacional de Piura y es fundadora de Pacha Sumay, una iniciativa juvenil que impulsa la diversidad cultural y la participación activa de jóvenes en acciones sociales. Ha sido facilitadora en programas de liderazgo como el PDLE de Enseña Perú, donde fortaleció su compromiso con la educación, el voluntariado y la acción colectiva desde un enfoque intercultural.



Como líder de Pacha Sumay, y a partir de tu experiencia dirigiendo la organización, ¿Cómo crees que una educación de calidad que respete y valore las diferentes culturas puede contribuir a que las jóvenes se sientan más seguras y empoderadas?


Creo que cuando la educación respeta y valora la cultura nos ayuda a tener identidad y a sentirnos orgullosos de quiénes somos. Muchas veces nos hacen creer que, para ser escuchados o vistos, debemos parecernos a otros modelos de personas. Eso nos quita seguridad porque pensamos que nuestra identidad es equivocada o insuficiente. En cambio, una educación inclusiva y diversa nos recuerda que nuestras raíces, tradiciones, costumbres e incluso nuestras lenguas también son valiosas. Y ese reconocimiento nos empodera para levantar la voz sin miedo y sentir que tenemos un lugar en el mundo.


En tu experiencia en programas de liderazgo como el Programa de Liderazgo de Enseña Perú, ¿Qué aprendizajes te han servido para inspirar a otras jóvenes a defender sus derechos, fortalecer su seguridad y sentirse empoderadas?


Como alumni del PDLE del 2024 aprendí que poder comunicar es uno de los factores más potentes de un líder, y siento que Enseña me lo mostró de distintas formas. Yo antes era una persona muy callada y tímida, pero Enseña potenció mi voz y es uno de los aprendizajes más fuertes que yo rescaté de la experiencia. Me enseñó a analizar mi historia y poder transmitirla para inspirar a otras personas a través de ella, porque entendí que ser líder no implica imponer, sino, por el contrario, se trata de escuchar y empatizar con los demás, mostrar afecto y apoyo mutuo dentro del equipo.


El PDLE me enseñó también que cuando prestamos atención, validamos la experiencia y la sentimos, logramos interiorizarla, lo que nos impulsa a buscar soluciones, explorar otras experiencias y campos que tal vez en un primer momento no imaginamos. Las historias que allí se comparten son reales: hay subidas y caídas, y personas que han pasado por historias muy difíciles, pero es justamente ello lo que nos inspira a muchas otras a sentirnos capaces de poder superar obstáculos, entender nuestros derechos, nuestra voz y los ideales que defendemos. Todo ello nos permite seguir creciendo como líderes y como personas.


¿Qué desafíos consideras que enfrentan las chicas jóvenes para acceder a educación de calidad que les permita protegerse y actuar frente a situaciones de violencia, y cómo podemos apoyarlas para que no se rindan?


En primer lugar, en el caso de las mujeres, muchas veces no tienen la oportunidad de ir a la escuela, principalmente por motivos económicos o por costumbres familiares que se justifican con el argumento de que las mujeres deben concentrarse en las responsabilidades del hogar. Siento que esos son los desafíos más grandes. Además, aún existen comunidades en las que incluso no se prioriza la educación en las mujeres y se suma el miedo que muchas veces hace que, por la presión de la misma sociedad, evitemos hablar, nos quedemos calladas, sobre todo para no ser juzgadas.


Para apoyar a las jóvenes que atraviesan estas situaciones debemos realizar esfuerzos para crear espacios seguros, brindar información clara y accesible y, especialmente, creo que el acompañamiento se pueda sentir y ellas vean que no están solas. Puede ser mediante redes, becas o incluso recordándoles, mediante fotos y publicaciones, que son importantes y siempre habrá alguien que las apoye si quieren salir adelante.


En comunidades donde hablar de violencia de género es difícil, ¿cómo puede la educación servir como un espacio seguro para que las personas conversen y busquen soluciones?


Bueno, la educación puede ser un puente que abra puertas al diálogo, siempre que sea con personas capacitadas. Un aula no debería verse únicamente como un lugar para aprender matemáticas, historia o letras, sino también como un espacio donde podamos hablar de respeto, derechos y sobre todo seguridad. Desde pequeñas nos enseñan que la violencia no es normal; sin embargo, rara vez se nos muestra cómo prevenirla o cómo actuar si la vivimos y buscar soluciones efectivas. Normalmente solo se nos dice que debemos decir basta, pero no se nos enseña cuándo o cómo solicitar ayuda.


El miedo hace que muchas veces no sepamos cómo actuar en estos casos, y docentes bien capacitados en igualdad de género pueden guiar conversaciones que abran puertas a soluciones colectivas y rompan el silencio que pesa en muchas comunidades. Se han dado situaciones en las que, gracias a la buena preparación de un docente, se han logrado descubrir historias de jovencitas y niñas que, de otro modo, habrían quedado ocultas por la falta de apoyo. Cuando estas historias salen a la luz pueden ser desgarradoras incluso para las personas de la propia comunidad, que muchas veces no habían notado lo que ocurría en el lugar donde también viven.


Si tuvieras que proponer una sola acción concreta que los y las jóvenes puedan hacer desde hoy para promover la igualdad y el respeto, ¿Cuál sería?


Creo que debería inculcarse un poco más acerca de la sororidad, enseñar que se trata de escuchar y no juzgar. Ir inculcando, aunque parezca algo pequeño, escuchar con respeto las experiencias de otras personas, ya que ello puede ayudar a romper barreras, superar inseguridades y crear confianza. A partir de ahí se pueden construir acciones más grandes, como campañas, talleres, proyectos o movimientos que pueden cambiar el mundo de a poco y lograr que nos tratemos de manera diferente entre nosotros. Siento que una de las medidas que deberíamos enseñar a las personas es saber escuchar y poder conectar con los demás, poder entenderlos sobre todo.


¿Hay alguna experiencia personal o historia cercana que te haya inspirado para luchar por la igualdad y la diversidad?


Pacha Sumay nace a raíz de una experiencia mía con el tema de educación. Más que todo se relaciona con cómo en los colegios muchas veces se dividen a los alumnos en grupos: los que saben y los que no. En los profesores, aunque digan que no, muchas veces se genera cierta forma de favoritismo. Yo notaba la diferencia de trato o de paciencia hacia distintos tipos de alumnos y me parecía algo que no debería ocurrir. Y pues, ahí nace mi interés por la igualdad en la educación.


Luego está el tema de la igualdad de género, que también surge a partir de experiencias educativas pero relacionadas con mi abuela. A ella no la dejaron estudiar por el propio entorno, la época y la sociedad en la que vivía, donde no estaba bien visto enviar a una mujer a la escuela y se esperaba que se dedicara a atender la casa. A mi abuela le hubiese gustado mucho estudiar; le encantaba ir al colegio, pero sus padres le limitaron sus estudios hasta el grado secundario y no pudo seguir con ese sueño. Esto es algo que me movió bastante porque descubrí, a lo largo del tiempo, que todavía hay muchas personas que enfrentan este tipo de problemática. Esa realidad es la que me motivó a seguir adelante con el proyecto que nació justamente, que es Pacha Sumay.


¿Qué mujeres de tu familia, comunidad o la historia te inspiran para seguir adelante y defender tus convicciones?


Las dos personas que me inspiran y hacia quienes siento un profundo aprecio y admiración son sobre todo mi mamá y mi abuela. Ellas son mis mayores ejemplos. Mi abuela, a pesar de no tener estudios, sacó adelante a sus cuatro hijos quienes ahora son profesionales. Para mí es una forma de demostrar que cuando una persona quiere apoyar o crecer puede lograrlo, y es algo que me inspira a mí para poder apoyar a los demás y no rendirme en ese aspecto.


En el caso de mi madre es similar; las dificultades que ha enfrentado a lo largo de su vida también me han inspirado bastante. Considero que ella es una mujer que valora mucho la igualdad de género y que promueve diversos movimientos. Estas personas me han enseñado a trabajar con esfuerzo y a no dejar que nadie se sienta menos para poder inspirarlos. También me han enseñado a crecer de forma integral, desarrollar liderazgo, fortalecer la familia y crecer socialmente. Todas estas experiencias me hacen sentir muy inspirada frente a cada situación o experiencia que voy a vivir.


¿Cómo haces para equilibrar tus estudios, tu vida personal y el trabajo que haces para ayudar a otras personas?


No fue fácil, la verdad. No puedo decir “ah, mira, hice esto” porque ha sido un proceso bastante complicado y hasta frustrante en algún momento. Aprendí a organizarme, pero siempre tuve que priorizar ciertas cosas. Muchas veces queremos que todos los aspectos de nuestra vida funcionen al mismo tiempo; sin embargo, hay un punto en el que nuestros tiempos, actividades, energía, esfuerzo físico y mental cruzan el límite. Entonces también tenemos que descansar, aprender a priorizar y dejar de lado algunas cosas que te gustan, aunque sea un poco difícil, con el tiempo se convierte en un aprendizaje. Al final entiendes que cuidarse también es descansar, gestionar cada actividad y darse tiempo para uno mismo.


También es importante destinar un tiempo considerable a cada actividad y sentirnos cómodos con nuestra forma de organizarnos. En mi caso probé con apuntes, libretas y horarios, pero no era mi estilo. Lo que mejor me funciona es cada mañana decir: “Esto tengo que hacer hoy”, y a lo largo del día voy revisando qué ya hice y qué me falta. Cada persona encuentra su manera de organizarse. Además, tener apoyo de quienes te rodean y que entienden que tienes una agenda bastante atareada te ayuda mucho para poder avanzar en otros aspectos de la vida. El tiempo es un factor crucial y aprender a gestionarlo significa darle a cada cosa y persona el espacio que necesita.


Cuando enfrentas momentos difíciles, ¿Qué haces para mantenerte motivada y seguir adelante?


Cuando siento que hay un punto en el que ya no doy más, recuerdo mucho por qué empecé el proyecto y hasta dónde ha llegado. Es como mirar hacia atrás y ver cómo ha ido creciendo desde cierta etapa, por ejemplo, en mi caso desde que empecé en el tema del liderazgo. Me gusta recordar por qué empecé, el propósito que tengo y también pienso en todas las personas que atraviesan esta lucha, especialmente en el caso de la educación de calidad.


Ese tipo de cosas me hace querer seguir en este camino y decir: “Tengo que seguir porque inicié por esta razón y quiero apoyar, impulsar y escuchar a esas personas”. Además, el apoyo de mi familia y de las personas cercanas también es muy importante. Compartir con ellos, hablar sobre lo que hago me devuelve bastante motivación porque me dicen que estoy haciendo algo bien, que he ido bien por este camino, y eso me hace sentir que no estoy sola. En lo personal esto me sirve mucho para seguir adelante y continuar con el camino que he venido construyendo.


Zuly, esta no es exactamente una pregunta formal, pero me interesa incluirla: ¿qué fue lo que más te motivó a participar en el PDLE? ¿Cómo conociste esta oportunidad y qué te inspiró a postular?


Mira, siendo muy sincera, yo entré al PDLE por curiosidad. No es que me hubieran dicho “Zuly, postula al PDLE, es un programa de liderazgo”. Me mandaron del colegio un mensaje que decía “inscríbete” o algo así, y yo pensé: ¿Qué es eso? Presioné y, viendo cómo iba, empecé a llenar el formulario. Fue como: bueno, voy llenando y lo envié. Yo pensé: no creo quedarme, no tengo experiencia, soy nueva en esto, ni siquiera sé muy bien cómo funciona el programa. Y la sorpresa fue que me aceptaron porque incluso casi había olvidado la postulación. Cuando estuve adentro fue una experiencia totalmente distinta a lo que había imaginado. No era algo sumamente planeado, pero el aprendizaje que me dejó fue que a veces las cosas más bonitas son las más inesperadas.


Aprendí bastante a expresarme, a soltarme, a socializar un poco más. Yo era muy tímida cuando entré, y esas casualidades de la vida hicieron que creciera de forma muy notoria en lo personal. Un aprendizaje que tengo de todo este tiempo es que debemos ser curiosos. ¿Lo peor que te puede pasar por curiosear? Absolutamente nada. Para este tipo de cosas la curiosidad no te hace perder.

Hay una frase que me enseñaron dentro del PDLE: no se trata de “ganar o perder”, es “ganar o aprender”. Son cosas que me quedaron grabadas, y ahora cada persona que veo le hablo del PDLE. Es una experiencia muy bonita que deja mucho.


Zuly, si pudieras rescatar tres personas dentro del camino del programa Enseña, aquellas que para ti representen mujeres empoderadas, ¿a quiénes destacarías?


Oh, del Programa de Liderazgo… Ariana Narrea. Destacaría también a Camila Salvatierra y a Karin Rivera, sí, sí.


Si pudieras darle un consejo a la pequeña Zuly, ¿Qué le dirías para que sea fuerte y segura de sí misma?


Le diría que deje de tener miedo por ser diferente, que de hecho eso la hace especial, que crea en ella misma, que sea muy curiosa. El pensamiento que tengo ahora sobre la curiosidad es muy distinto al de antes: antes creía que, si hacía algo que no conocía, se me iría de las manos. Pero ahora le diría que mantenga esa chispa de curiosidad y recuerde que su voz tiene poder para cambiar vidas; que la use de forma consciente y correcta porque eso ayudará a muchas personas más adelante.


Perfecto, Zuly, si pudieras dejarle un mensaje final a las personas que te están leyendo, ¿Cuál sería? Especialmente a las niñas y jóvenes que recién están empezando a formarse un lugar en el mundo o a quienes quieren adentrarse en el cambio social, participar en voluntariados o crear su propia organización, ¿Qué les dirías para que continúen en este camino?


Yo les diría que jamás subestimen el poder de sus voces. Cada acción, por más pequeña que sea, puede transformar una vida por completo. No esperen a crecer para luchar por un mundo más justo; háganlo desde ya. Luchen por su igualdad, por su educación y por la salud que necesitan hoy. Encontrarán un mundo en el que todos nos apoyaremos y respetaremos nuestras diferencias. Y recuerden que el cambio empieza con nosotras mismas. No se rindan: el camino puede ser difícil, con altos y bajos, pero lo que cuenta es cuántas veces uno se levanta y dice: “Voy a continuar para avanzar en el propósito que he escogido”.


 
 
 

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